Calandria común. Melanocorypha calandra. Calàndria. Calandra lark. |
En un árido paisaje, donde la tierra agrietada retiene apenas un hálito de humedad y el viento barre el silencio sobre los campos, la calandria común (Melanocorypha calandra) emerge como una figura robusta, elegante y serena. Su silueta, más grande que la de sus compañeras de charca —terreras comunes o cogujadas montesinas—, destaca con porte firme.
Se distingue por el pecho adornado con una ancha franja negra que contrasta con su plumaje terroso y apagado, junto a una cabeza grande y un pico fuerte, rasgos que la definen en el campo. Sin necesidad de escuchar su canto potente y melodioso —típico de los cielos primaverales—, su presencia refleja una adaptación perfecta a las estepas.
La observé en una charca de Codo (Zaragoza), un oasis en el secano, donde se acercó al agua con paso decidido, sin prisas ni alardes, dominando el entorno. Bebiendo con calma, mostraba una postura erguida, mirada atenta y movimientos eficientes, a diferencia de otras aves más nerviosas. Este comportamiento revela su vínculo con hábitats abiertos, secos y poco intervenidos, donde el agua dicta los ritmos vitales.
Habitante de llanuras cerealistas, barbechos y estepas naturales, la calandria necesita amplios territorios para alimentarse y nidificar. Fuera de la época reproductiva, forma pequeños grupos, a veces con otras aláudidas, manteniendo siempre su porte singular.
Su presencia testimonia la vida que persiste en los rincones más duros del paisaje ibérico.
La calandria común tiene un pico robusto, con un toque amarillento. |
Con curiosidad mientras sostiene lo que parece ser larvas o semillas en su pico que acaba de capturar cerca del agua. |
Con la mirada dirigida hacia arriba en un gesto atento mientras sus patas se hunden ligeramente en el suelo empapado.
Las imágenes fueron tomadas con Canon R7 + 100-500mm y duplicador 1.4x. © PacoTorres, 12.VI.2025. Codo (Zaragoza).
|
No hay comentarios:
Publicar un comentario